viernes, 15 de noviembre de 2013

''Cerebro siempre joven''

Las actividades mentales que suponen un desafío frenan el envejecimiento del cerebro
 No basta con escuchar música clásica o hacer crucigramas Hacer ejercicio mental continuado frena el envejecimiento del cerebro, pero sólo si el ejercicio supone un desafío para la persona.
 Así lo ha demostrado un estudio de psicólogos estadounidenses, según el cual escuchar música clásica o resolver crucigramas puede no ser suficiente, y hay que realizar actividades más exigentes como aprender fotografía.
 A menudo se alienta a las personas mayores a mantenerse activas para mantener su cabeza en forma, que "o la usan o la pierden". Pero una nueva investigación indica que sólo ciertas actividades -el aprendizaje de una habilidad mental exigente como la fotografía, por ejemplo- pueden mejorar el funcionamiento cognitivo. Estos resultados, de próxima publicación en Psychological Science, revista de la Association for Psychological Science (APS), revelan que actividades menos exigentes, como escuchar música clásica o completar crucigramas, probablemente no tengan beneficios notables contra el envejecimiento de la mente. "Parece que no es suficiente sólo con hacer algo, es importante hacer algo que sea desconocido y mentalmente desafiante, y que proporcione una amplia estimulación mental y social", explica la psicóloga científica e investigadora principal, Denise Park, de la Universidad de Texas en Dallas (EEUU). "Cuando estás dentro de tu zona de confort puede que estés fuera de tu zona de mejora", señala Park en una nota de prensa de la APS.
 Los nuevos resultados proporcionan una visión muy necesaria sobre los componentes de las actividades cotidianas que contribuyen a la vitalidad cognitiva, a medida que envejecemos. "Necesitamos, como sociedad, aprender a mantener una mente sana, al igual que sabemos cómo mantener la salud vascular con la dieta y el ejercicio", asegura Park. "Sabemos muy poco por el momento."
 Características del estudio Para su estudio, la científica y sus colaboradores asignaron al azar a 221 adultos, de edades comprendidas entre 60 y 90 años, un determinado tipo de actividad a realizar durante 15 horas a la semana a lo largo de tres meses. A algunos de los participantes se les asignó aprender una nueva habilidad -fotografía digital, hacer una colcha, o ambos- que requiere participación activa y afectan a la memoria de trabajo, a la memoria a largo plazo y a otros procesos cognitivos de alto nivel. A otros participantes se les instruyó para realizar actividades más familiares en el hogar, tales como escuchar música clásica y completar crucigramas.
Y, para tener en cuenta la posible influencia de las relaciones sociales, algunos de los participantes fueron asignados a un grupo social que incluía excursiones y actividades de ocio. Resultados Al final de los tres meses, Park y sus colegas encontraron que los adultos que se dedicaron de manera productiva al aprendizaje de nuevas habilidades mostraron mejorías en la memoria en comparación con aquellos que se dedicaron a actividades sociales o actividades mentales no exigentes en el hogar. "Los resultados sugieren que no es suficiente con comprometerse", explica Park. "Sólo los grupos que se enfrentaron con un desafío mental continuo y prolongada mejoraron". Park y sus colegas están planeando hacer un seguimiento de los participantes durante un año y durante cinco años en adelante para ver si los efectos se mantienen a largo plazo.
 Creen que la investigación puede ser profundamente importante y relevante, especialmente cuando el número de personas mayores sigue creciendo. "Esto es especulación, pero ¿y si desafiar al cerebro reduce la velocidad a la que el cerebro envejece?", se pregunta Park.


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