Un gen que protege del cáncer, combate la obesidad y alarga la vida
El gen Pten no solo protege a los ratones contra los tumores sino que, además, los roedores que tienen una dosis doble viven un 12% más y son un 28% más delgados. Un compuesto sintetizado en el laboratorio ejerce el mismo efecto beneficioso, lo que abre nuevas vías terapéuticas.
SINC
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han descubierto en ratones que uno de los principales genes que protegen contra el cáncer tiene además otros dos efectos positivos en el organismo: aumenta la longevidad y combate la obesidad.
El resultado, producto de cinco años de investigación, se publica en la revista Cell Metabolism. Sus autores, liderados por Manuel Serrano (CNIO) y con Ana Ortega como primera firmante, creen que abre nuevas vías a la investigación de terapias no solo contra el cáncer, sino también contra la obesidad y el propio envejecimiento.
“Mientras somos jóvenes estamos protegidos contra el cáncer y las enfermedades que, de hecho, se consideran asociadas al envejecimiento”, dice Serrano.
El hallazgo apoya una hipótesis que cobra cada vez más fuerza entre los investigadores: que el cáncer, el envejecimiento, y ahora también la obesidad, son manifestaciones distintas de un mismo fenómeno. Con el tiempo el organismo acumula daños en sus tejidos que los mecanismos naturales de reparación no logran arreglar.
Entre estos mecanismos de reparación destaca el efecto de unos pocos genes identificados en un principio por ser protectores contra el cáncer. En los últimos años se ha demostrado que algunos de ellos también promueven la longevidad y tienen un papel importante en otras enfermedades, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Un gen que alarga la vida
El grupo de Serrano se preguntó si Pten, uno de los cuatro genes con más poder anticancerígeno gracias a su efecto antitumoral, podía relacionarse con la longevidad. La respuesta es que sí.
Los investigadores crearon ratones transgénicos que tenían el doble de proteína Pten de lo habitual. Como se esperaba, estos animales se mostraron mucho más resistentes al cáncer que sus compañeros no transgénicos. Y además, vivieron un 12% más de media.
Este efecto de longevidad es independiente de la resistencia al cáncer. No se trata de que los ratones sobrevivan más tiempo a esta enfermedad, sino que los que no la desarrollan viven más tiempo y con menos síntomas asociados al envejecimiento. Como escriben los investigadores, “Pten tiene un impacto directo sobre la duración de la vida”.
“El gen Pten tiene un impacto directo sobre la duración de la vida”
Una “auténtica sorpresa”
Los autores del trabajo explican a SINC que “solo cuando se genera un ratón transgénico se puede saber el efecto fisiológico de un gen”. Para los investigadores fue una “auténtica sorpresa” observar que los ratones con doble dosis de Pten eran significativamente más delgados, un 28% de media, a pesar de que comían más.
Estos animales también mostraron ser más sensibles a la hormona insulina por lo que su riesgo de desarrollar diabetes era menor y su hígado toleraba mucho mejor de lo habitual una dieta rica en grasas.
Serrano y su grupo hallaron la explicación a este fenómeno en la grasa parda. Los investigadores probaron que Pten activa este tipo de grasa y la convierte en calor, lo que explica la delgadez de los ratones con copias extra de este gen.
“El aumento de actividad de la grasa parda tiene muchos efectos beneficiosos a largo plazo, sobre todo durante el envejecimiento” aclara Serrano. Gran parte de la investigación mundial en obesidad se concentra hoy en día en este tejido capaz de consumir energía para aumentar la temperatura corporal.
La grasa parda es capaz de consumir energía para aumentar la temperatura corporal.
Un compuesto sintético con el mismo efecto
Pten actúa inhibiendo la actividad de una proteína llamada PI3K que pone en marcha una compleja cascada bioquímica.
Para averiguar si esta vía era la que usaba Pten para actuar sobre la grasa parda, los investigadores emplearon una molécula sintética, producida en el CNIO. Esta molécula, CNIO-PI3Ki, inhibe a la proteína PI3K igual que lo hace Pten, y los investigadores hallaron que también activa la grasa parda.
Los científicos creen que gracias a esta molécula se abre la posibilidad de que en un futuro un fármaco consiga el mismo efecto que las dosis extra de Pten en los ratones transgénicos. “Ahora estamos haciendo ensayos de anti-obesidad a largo plazo en ratones obesos administrando este fármaco durante meses” cuenta el líder de la investigación.
Para Serrano, es perfectamente realista imaginar a largo plazo “una pastilla que refuerce nuestros supresores tumorales, o una que nos haga quemar nutrientes en exceso”.
Referencia bibliográfica:
Ortega-Molina A.; Efeyan A.; Lopez-Guadamillas E.; Muñoz-Martin M.; Gómez-Ló pez G.; Cañamero M.; Mulero F.; Pastor J.; Sonia Martínez S.; Romanos E.; Gonzalez-Barroso M.M.; Rial E.; Valverde A.M.; Bischoff J.R.; Serrano M. “Pten Positively Regulates Brown Adipose Function, Energy Expenditure, and longevity”. Cell Metabolism. Marzo de 2012. DOI: 10.1016/j.cmet.2012.02.001
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